En diferentes partes del mundo, todas las mañanas cada uno de nosotros se prepara o pide un café, según su gusto y forma preferida. Sabemos, aunque tal vez no tengamos dimensión, que esta potente infusión negra ha conquistado e invadido los hogares y tiendas en todo el mundo. Desde sus comienzos ha impregnado lugares y pensamientos con un sabor a revolución.
Este elixir negro fue descubierto en Etiopía, también conocido como «La cuna de la humanidad». Se cuenta que en un comienzo el fruto del cafeto solo era ingerido y masticado. Hasta que por error fue tostado y sedujo tanto con su aroma que fue convertido en infusión (sin filtrar). Las mujeres de la casa tostaban los granos hasta hacerlos crujir y gracias a su fragancia los espíritus brindaban prosperidad y fertilidad.
Trasladada la atractiva semilla en forma de contrabando se introdujo en Arabia a través de los sufis (personas que ocupaban un alto grado de espiritualidad del Islam). La oscura infusion les permitía pasar largas jornadas despiertos y cumplir con sus rezos sin ninguna clase de interrupción, ya que les facilitaba la tarea de permanecer despiertos. A la vez, se transformó en una suplencia legal del vino, el cual estaba prohibido.
El café también ha ocupado en la historia un mínimo lugar en la vida de las mujeres desde el café turco, la borra de café era leída a las mujeres que formaban parte del harén para saber si lograban satisfacer sexualmente y fue declarada por la Unesco patrimonio cultural inmaterial de la humanidad (como patrimonio cultural no tangible). Puesto que, esta tradición cultural que rodea el café es un símbolo de hospitalidad y amistad, transmitiendo este conocimiento entre los miembros de las familias.
Posteriormente, la conversación marcó el éxito de la alborotada infusión, trasladándose a espacios donde por primera vez existía la interacción social entre clases bajas y altas, y propiciaba amoríos.
Intelectuales, poetas y escritores tenían una excusa de reunión y discutir diferentes problemáticas. El café, una vez inmerso en Europa corrió del eje central al alcohol como ritual social. La agradable bebida permite comunicarse sin embriagarse. Por esta razón, el séquito femenino creia que los hombres se convierten en mejores amantes, mejorando su rendimiento sexual por mantenerse sobrios. A la vez, no tan amigable para otros ya que fermentan la vinculación social (cafe+diario+discusion) y atenta contra el manejo político. Tanto así, que en Francia luego de la toma de la bastilla Camille Desmoulins quien fue un personaje importante en la Revolución Francesa, se reunió con toda una multitud en el Café de Foy, conocido actualmente como el café de los revolucionarios.
La independencia de Haiti tambien estuvo marcada por esta infusión. Los Franceses y otros Europeos instalaron plantaciones con grandes comunidades de esclavos para cultivarlas, pero en 1791 se revelaron destruyendo las siembras de café y azucar, continuando con su lucha por 12 años. Considerada la rebelión de esclavos mas exitosa de la historia.
Según un mito fundacional, un joven teniente Frances enamoro a una dama de la corona y consiguió apoderarse de una planta de cafeto que pertenecía al rey. El teniente logra cruzar el Atlántico y sembrar la planta en Martinica (Colombia) y gracias a las recién llegadas semillas, pudieron extenderse los próximos cultivos en suelo Colombiano. Esta negra bebida ha bañado la historia de los países, modificando su manera de vivir.
Aún hoy, sigue con el auge de cortesía social, cultivando amores e impulsando amistades.
Esta seductora semilla se divide en dos variedades: Arabica y canepora o robusta. Florece en suelos tropicales: Brasil, Colombia, México, Hawaii, Laos, camboya. Vietnam, Kenia y como mencionamos al principio Etiopía. Los 3 primeros paises porductores son Brasil, Vietnam y Colombia.
Sin embargo, el proceso más tradicional sobre el café lo posee Colombia. Valorado y reconocido como uno de los mejores productos del mundo por su labor artesanal, proceso de producción, junto a su recolección a mano, tratamiento, distribución y tradición familiar. Como podemos apreciar, no estamos adentrados en el sacrificio que el caficultor y los trabajadores llevan a cuestas cada vez que estamos frente a cada nueva taza de café.
Por esta misma razón, promovemos a través de Experiencia cafetera que se puedan presenciar, participar y embelesar los sentidos con el excepcional paisaje cultural cafetero, declarado por la Unesco patrimonio mundial de la Humanidad. El café es producto de una acción colectiva que aquí en Colombia es evidente. Este Reconocimiento de la Unesco compromete al Estado colombiano, a la comunidad internacional, nacional, y sus visitantes velar por su protección y preservación.